Esta fase está dirigida a niños y adolescentes, entre 10 y 18 años que se encuentran en extremo riesgo social. A través de actividades socioeducativas y entrevistas psicológicas individuales y grupales, que incluyen a familias y tutores consolidan su progreso en el empoderamiento y refuerzan su amor propio, lo cual contribuye a vivir en armonía en su familia y su comunidad.